Testimonios

Esta es la historia de un shih-tzu, nuestro shih-tzu, LOGAN, que tuvo unos comienzos difíciles e, incluso, dramáticos hasta que Mayo llegó a su vida.

Esta raza, aparentemente tranquila y sosegada, tuvo una excepción, que fue nuestro Logan, ya que desde bebé era un cachorro con mucha tendencia al vómito y a esa edad era un poco crítico porque podría acarrearle una deshidratación. Fueron pasando los meses y el “perrete” (esta palabra la usa mucho Mayo) seguía con sus vómitos casi semanales, con visitas a la veterinaria (mi amiga Vanessa) con inyecciones de antiemético, ranitidina, famotidina…, en fin, que el perrete como un auténtico humano tenía una gastritis tras otra y ahí entró Mayo, que como estupenda comunicadora animal, fue la que descubrió que el motivo de su gastritis era el estrés.

Sí, así fue. Un perro aparentemente sano, aparentemente tranquilo, de una raza aparentemente tranquila, pero con una sensibilidad tal que le hacía estar estresado casi continuamente.

Logan y sus cuidadoras (mi hija Anna y yo misma) pasamos un “infierno “de 9 meses hasta que conocimos a Mayo, pero Mayo se puede decir que le salvó la vida a Logan. Se lo llevó a Caniland durante varios meses y allí, después de una terapia antiestrés, aprendió a convivir con la manada de Mayo, donde hizo estupendos amigos, como Sweety, Linda… y con la mini manada de Alena, sus estupendos Fermín y Gula.

De esta forma, Logan logró recuperar el peso necesario para poder ser esterilizado y así contribuir a bajar el nivel de estrés.

Pero Mayo no quedó del todo conforme, ya que ella intuyó que el vínculo entre Logan y yo no era el correcto, quizá por el sufrimiento que habíamos pasado desde que él era un cachorro, y nos propuso hacer un curso de educación para perros jóvenes y adultos, que en realidad es un curso de educación para nosotros, los humanos, que somos los que realmente necesitamos aprender.

En este curso Logan y yo aprendimos a comunicarnos mutuamente y a querernos. Gracias, Mayo, por todo el apoyo y cariño que nos diste y nos sigues dando.

TE QUEREMOS, MAYO.

Logan y Alicia

Hace ya casi siete años que mi vida se cruzó con la de Nora, y casi seis que conozco a Mayo y Alena. Dar con ellas fue uno de esos golpes de suerte que te cambian la vida. Nora ha estado conmigo desde cachorra, pero tenía muchos miedos y, al principio, yo no supe entenderla. Una de las primeras cosas que me ayudaron a comprender, es que la perra era un reflejo de mi estado de ánimo; así que no sólo eran pautas para Nora, yo también me tuve que poner a trabajar en mí misma, y mucho. Hoy sé que Nora vino a mi vida para enseñarme algunas de las lecciones más importantes que he podido aprender.

He descubierto la “vida perruna”, que va mucho más allá de “tener” un perro. Significa disfrutar de su compañía, crear un vínculo más allá de la mera obediencia, ir de excursión y perderte por las montañas, dar largos paseos por la ciudad, intentar que tenga sus amigos peludos y, sobre todo,… aprender cada día de ellos.

El club de socialización es el mejor lugar para ver en acción a los perretes, y a las grandes educadoras de Caniland. Ver cómo se comunican entre ellos, descubrir matices de sus gestos y aprender a dejarlos ser perros: que jueguen, que gruñan, que aprendan quién quiere jugar y quién no, cómo acercarse, cómo presentarse… Y para mí ha sido también muy importante, la gente bonita que he conocido en las tardes de socialización. GRACIAS por esas charlas, esas risas y todo lo que aprendo de vosotros.

Gracias a Caniland también he tenido la suerte de conocer a grandes profesionales, dedicadas al bienestar animal. He descubierto el tratamiento floral para ayudarles a gestionar mejor las emociones y he podido hacer un maravilloso curso de Animal Communicator con Olga Porqueras.

A día de hoy, el vínculo que tengo que Nora es una de las cosas más bonitas de mi vida. Sigo aprendiendo y espero seguir haciéndolo a vuestro lado muchos años más.

MIL GRACIAS

María y Nora

Hace ya cuatro años que realizamos el curso de cachorros con Baldr, cuando él tenía tres meses. (Ufff, cómo pasa el tiempo). La experiencia fue altamente positiva tanto para nosotros como para nuestro perro.

No sólo le enseñamos cosas básicas como los comandos “sienta”, “quieto”, o “tumba”… sino que fue algo más. Aprender a comunicarnos con él, a identificar sus señales, averiguar los rasgos de su carácter, ver qué posibles problemas podríamos tener con él en el futuro y así poder eliminarlos o paliarlos en la medida de lo posible. También aprendimos a manipularlo mediante el juego y que se acostumbrara a que se le toque en cualquier parte de su cuerpo, sin que ello desencadene una reacción negativa. Educarle la llamada, que ande junto a nosotros, que no tire de la correa, que sepa cuál es su sitio en la casa, dónde debe comer y dónde no, la inhibición de la mordida (eliminar la conducta de que se relacione con nosotros mordiendo)…. Y todo esto SIEMPRE desde el refuerzo en positivo.

Además, en Caniland, unos minutos al final de cada clase se dedican a algo FUNDAMENTAL, la socialización. Baldr aprendió a convivir y relacionarse con otros perros, con otros humanos. Ver cómo los miembros adultos de la manada le mostraban con el juego y sus gestos cuándo, como buen cachorro de labrador, se pasaba de energía. Y cómo se acostumbró rápidamente al contacto físico con otros humanos… estuvo genial.

Hoy tenemos un perro juguetón, sociable, que sabe cuándo se le llama y acude (sin ser una obediencia rigurosa a no ser que haya un peligro inminente). Una de las cosas que tuvimos que aprender nosotros fue que Baldr es un ser vivo, con curiosidades e inquietudes y que sabe lo que tiene que hacer cuando se le pide, pero que debemos respetar sus tiempos, sobre todo durante los paseos, salvo que estemos en modo ´trabajo’.

En resumen, experiencia positiva al 100 % que debería ser obligatoria para poder entender a tu perro y él a ti.

Gracias, Mayo.

Juani y Baldr

Curso de Iniciación entrenamiento con clicker. ¿Por qué apuntarse? ¿Qué nos vamos a encontrar? En primer lugar, dos profesionales del mundo canino en todas sus vertientes. Alena y Mayo gozan de la experiencia y la práctica necesaria para enseñar, con mucha pedagogía, como comunicarnos con el mundo animal, sin fronteras interespecíficas. Nos animan a profundizar en la relación con nuestras mascotas de una manera tan directa como efectiva.

Son conocedoras de las técnicas de modelado de conducta que terminan por unir más al tándem humano-animal. Y todo ello a golpe de “click”.

Mi más sincera enhorabuena por vuestra labor EDUCATIVA. Mi total gratitud por romper los muros invisibles de comunicación entre seres vivos de una manera tan respetuosa. Mención especial a todos los perros allí presentes, que con su mirada brillante me hicieron sentirme tan pequeño, al darme cuenta que mientras yo me obcecaba intentando enseñarles, eran ellos los que no paraban de darme lecciones. Por todo esto y por más, la experiencia fue enriquedecora, motivadora y divertida.

Un abrazo para todo el equipo humano-perruno.

Stephan

Tenía algo más de año cuando me lo asignaron, se llamaba Ocsi y estaba destinado a ser un perro detector de explosivos de la Policía. Nos perdimos más de un año de su vida de la que no sabemos nada, pero lo que me encontré fue un perro ansioso, con una delicada estabilidad mental que lo hacía peligroso cada vez que entraba en lo que yo llamaba “modo túnel”, ya que su estado de ansiedad lo llevaban a golpearse la cabeza con la jaula del coche de trabajo, a no saber resolver situaciones sencillas, a ladrar sin sentido y sin poder parar, a mostrar una agresividad hacia otros perros exacerbada y llegó, incluso, a tener dos dilataciones estomacales, por lo que hubo que hacerle una gastropexia.

A todo lo anterior había que añadir que durante el curso de formación, en una pelea con otro perro se lesionó la mano izquierda, la consecuencia fue que, a partir de ese momento, Ocsi asoció su trabajo como perro detector (cuyo fin para él era conseguir el juego con la pelota, de la que era un obsesionado) con el dolor, ya que su lesión no curó bien porque no fue bien diagnosticada y la desconocíamos, y no dejamos de trabajar con él cuando sufría dolor en su pata.

En ese estado estaba Ocsi cuando, desesperada porque se me iba de las manos y no sabía qué hacer ya con él, me hablaron de Mayo.

Cuando vino la primera vez a mi casa me explicó su método de trabajo con su manada, que utilizaba Flores de Bach y que, entre otras terapias rehabilitadoras, ella era “Animal Comunicator” y que se “comunicaba” con los perros, así que le hizo una foto a Ocsi y, tras tranquilizarme y darme esperanzas de que podía ayudarme, se marchó.

Tras la primera “Comunicación” con Ocsi supimos algo más de su etapa de cachorro, que no fue fácil. Supimos de su dolor físico y emocional, de sus inseguridades y sus miedos y, sobre todo, Mayo me hizo llegar el mensaje de que él era un reflejo de mi persona, que su tristeza, sus miedos e inseguridades eran las mías y que su agresividad era la única forma que tenía de desfogar todo eso.

Con esta información y con las flores que nos preparó a los dos comenzamos la rehabilitación ayudada por su excelente manada y por el fabuloso trabajo de Hindia, que nos hizo ver que la agresividad de Ocsi era pura fachada.

Mayo me enseñó a sonreír a Ocsi, a cambiar mi energía cuando estaba con él y, sobre todo, a tratarlo con palabras amables, puesto que la frustración que yo sentía de no poder hacer de él un gran perro de trabajo hizo que mi tono de voz para con él fuera siempre muy duro.

Por su parte, él empezó a mostrarse más seguro, a relajarse, a no sentir tanto temor y a bajar su agresividad a un nivel aceptable, pero en lo referente a su adiestramiento para el trabajo no había demasiado cambio. En ese terreno seguía muy nervioso y agresivo, incluso intentándolo sacar de uno de esos estados “modo túnel” me mordió en el brazo y necesité 3 puntos de aproximación porque la herida estaba muy abierta.

Mayo sabía lo que le pasaba a Ocsi y es que para poder lograr cierto equilibrio en su vida y hacer de él un perro “normal” tenía que dejar de ser un perro de trabajo, ya que la presión del adiestramiento no la llevaba bien y su mente no estaba lo suficientemente equilibrada para aguantarlo.

Muy sutilmente, supongo que con el temor de cómo hacérmelo ver (se trataba de un perro de la Policía), Mayo me lo fue insinuando, hasta que lo comprendí y fui capaz de verlo en los ojos de mi perro. El día que solicité su baja para el trabajo fue un día duro y feliz al mismo tiempo. Hoy en día, gracias al gran trabajo de Mayo y de su manada, Ocsi es un perro feliz, con sus cosas, pero perfectamente adaptado a su vida en casa. Se deja acariciar y de vez en cuando viene buscando caricias; ha aprendido a jugar sin estrés y a convivir con otros perros. En su mirada ya no existe ni miedo ni inseguridad, sino la inocencia que siempre ha tenido.

Sole y Ocsi

A Ramiro lo adoptamos hace casi dos años. Tenemos a Elvira desde hace 9 años y pensamos que un hermanito le haría compañía y le vendría muy bien. Y así ha sido. A Ramiro se lo encontraron en una caja, debajo de un coche con solo un mes y María no dudó en llamar a la protectora y traerlo a casa para mi cumpleaños.

Ramiro es muy sensible, simpático, juguetón, nervioso y cariñoso. Es un perro con mucha energía y desde el primer momento supimos que si no la canalizábamos bien con disciplina, obediencia básica y mucho, mucho juego se podría convertir en un auténtico infierno así que hicimos el curso de obediencia básica para cachorros en Caniland.

Conocemos a Mayo desde hace muchos años ya y tenemos una confianza ciega en ella. Elvira la quiere más a ella que a nosotros pero nos encanta que sea así jeje.

Mayo tiene algo especial con los perros, lo tiene con Elvira y sabemos que lo tendrá con Ramiro y ahora mismo no vemos a nuestros perros con nadie más que no sea ella o su equipo.

Ramiro se sienta, hace el “quieto”, se tumba, se va a su sitio y viene cuando lo llamas. No necesitamos más. Lo ha aprendido a una velocidad increíble, es muy inteligente y estamos disfrutando mucho con él y nos transmite mucha paz y alegría. Con los otros perros es un fuera de serie, se presenta muy amistoso y simpático y su comunicación es buenísima. A Elvira le ha venido genial porque empieza a ser ya una abuelita cascarrabias y digamos que no es la alegría de la huerta con otros perros pero a Ramiro lo ha aceptado estupendamente bien y se buscan y juegan mucho eso nos hace sentir muy bien.

Justo antes de mandarle esto a Mayo, Ramiro dio positivo en leishmania. Está muy bien, de momento está asintomático y los análisis son buenos. Este es un motivo más para estar cerca de él. Hacerle la vida todo lo fácil que se merece y disfrutar todos juntos.

Somos una familia!

Carles y Ramiro

Realizar el curso de Iniciación al entrenamiento con clicker es una de las mejores cosas que he hecho. Yo tenía muy pocas nociones sobre el tema y he aprendido muchísimo, no solo en cuánto a conceptos y teoría, sino que consiguen que te metas en la piel del animal y que comprendas lo difícil que puede resultar para ellos, llegar a comprender aquello que queremos que entiendan… ¡Es increíble la emoción que se experimenta cuando tú y el perro hacéis un equipo, os compenetráis y sois capaces de realizar cosas fantásticas!

Uno de los ejercicios que más me sorprendió fue el de conseguir premiar en el momento justo, es muy difícil acertar ese preciso instante, pues si te despistas, o vas tarde o vas pronto. Una locura.

Increíble equipo, Alena fue fantástica en las explicaciones y la parte perruna tuvo mucha paciencia con todos nosotros, sobre todo con los novatos como yo. Así que, lo recomiendo al 100 %.

Solo puedo dar las gracias, pues me hizo crecer como ser humano.

Ana

A mí, conocer a Mayo, me cambió la vida.

Supe de ella y de Escuela Caniland gracias a la Fundación Acavall, de la que es colaboradora. En los cursos que ella ha impartido, mi concepto de lo que es un peludo y cómo hay que educarlo cambiaron completamente.

Trufa todavía no formaba parte de mi vida, pero ya sabía que en el momento en que tuviera un compañero de cuatro patas, su educación empezaría en Escuela Caniland.

Y así fue. Trufa y yo hemos hecho el curso de Educación Canina para Cachorros y fue alucinante ver cómo se comunica con los peludos, cómo los entiende y cómo hace que los entiendas y que consigas que sean unos perros equilibrados, pero, sobre todo, unos perros felices.

Siempre que lo necesito acudo a ella y es espectacular. Muchos años de experiencia la avalan y, sobre todo, el trabajar en algo que, se nota, le encanta.

Su residencia canina es de lo mejorcito que hay. Cuando Trufa está allí, me llego incluso a olvidar de que tengo perro, ya que no estoy nada preocupada por saber si estará bien porque tengo muy claro que está, incluso, mejor que conmigo. Y cuando vamos a por ella, siempre se viene con algo nuevo, más tranquila, más sociable (dentro de lo que es Trufa), pero sobre todo, mucho más feliz.

Soy fan número 1 de su Club de Socialización. Poder ver cómo se comunican los peludos y que te explique, en ese mismo instante, el porqué de su comportamiento, es genial.

Quiero mencionar también lo importante que ha sido para mí su acompañamiento en el duelo. No fue con un perrete, sino con Postre, un conejo belier. Todo lo que me dijo Mayo durante esos días hizo que viera el viaje del pequeño de otra manera.

Gracias, Mayo, por todo lo que has hecho por Trufa y, sobre todo, por mí.

Eres MUY GRANDE.

Trufa y Andrea