Los perros siempre se alegran cuando los sacamos de paseo. Como si no hubieran salido nunca. Como si fuera la primera o la última vez… Entonces, ¿por qué no nos dejamos contagiar por esa alegría? Un paseo debe de ser algo agradable, un momento junto con nuestro perro, ya que aunque él esté corriendo por el monte o jugando con sus colegas perrunos, está con nosotros. Y nosotros con él.
Por desgracia, la realidad muchas veces es muy distinta. No tenemos tiempo, el perro tira de la correa, ladra a otro, se revuelca en barro (o algo más “jugoso” todavía, jeje), no quiere venir cuando ya nos tenemos que ir a casa, en el paseo no hace sus necesidades y solo las hace al llegar a casa, etc. El paseo en nuestra sociedad puede llegar a ser muy estresante.
¿Pero cómo puedo conseguir tener un PASEO AGRADABLE CON MI PERRO?
La mayoría de veces no es tan difícil. Desde el principio, hay que establecer ciertas pautas para el paseo. El perro tiene que salir de casa tranquilo. Cuántos de nosotros no le hemos dicho al perro con toda la alegría del mundo: “¿vamos a la calle? ¿Vamos a pasear?” Y ¿cuál es el resultado? En la mayoría de casos, al perro le da un pico de estrés, empieza ladrar, llorar, corretear, no hay forma de ponerle el arnés/collar/correa… En el momento en que conseguimos ponerle los artilugios para pasear, ya sale estresado y nosotros también. No suena como un principio ideal de un paseo agradable ¿verdad?
Las pautas para realizar un paseo agradable hay que establecerlas desde antes de salir de casa
Por eso, un «quieto» en la puerta y realizar un trabajo de calma a la hora de abrir la puerta para salir a la calle es imprescindible. El perro puede alegrarse, por supuesto, pero tiene que entender que hasta que no esté calmado, no hay salida. De esta forma, ya estamos creando las primeras pautas, ya salimos con un perro tranquilo.
De la misma manera, cuántas veces has vuelto de paseo con tu perro, queriendo hacer otras cosas y tu can viene con una pelota en la boca, moviendo la cola, tal vez ladrándote como si no hubiera jugado en su vida… Y te preguntas ¿pero si acabas de estar una hora fuera?
Muchas veces no nos damos cuenta de que todo el paseo es un conjunto de cosas excitantes, estimulantes y súper interesantes para el perro. Entonces, si el perro se pasa una hora “subido de energía” y no le damos tiempo para bajar este subidón, nos traemos ese subidón a casa. Y también nos traemos la pelota y más ganas de jugar. Es como si hubieras calentado para entrenar y cuando ya estás en racha, te llevaran a casa y quisieran que te durmieras… Huumm, me parece que no podrías, ¿verdad? Pues a tu perro le pasa lo mismo. Antes de llegar a casa, hay que darle un tiempo relajante a tu perro, que baje pulsaciones, que se calme. Solo entonces te lo puedes llevar a casa y esperar que se tumbe tranquilo y descanse.
Y por supuesto, el tema de tirar de la correa. No hay nada más desagradable que ir volando detrás de tu perro durante todo o gran parte del paseo… ¿Cómo trabajar eso? En primer lugar, hay que entender que somos nosotros los que les enseñamos a los perros a tirar, ya que tirando llegan adonde ellos quieren… Entendiendo eso, ya tenemos una gran parte del trabajo hecho. Ahora sólo falta entender cómo conseguir lo contrario, armarse de paciencia y empezar a disfrutar.
Si quieres saber cómo disfrutar paseando con tu perro, cómo empezar a trabajar la llamada, qué actividades hacer o mejor no hacer durante el paseo, cómo conseguir que tu perro salga y vuelva tranquilo del paseo, que no tire de la correa y mucho más, apúntate al curso: