“Pobrecito, encerrado en una jaula…” Cuántas veces hemos oído esto. Y cuántas veces, después de enseñar la magia del transportín, hemos vuelto a escuchar: “Ay, qué bien está allí, se duerme tan tranquilo”.
Mucha gente sigue pensando que el transportín o la jaula de transporte es algo negativo para el perro, que el perro está allí encerrado como si de una prisión se tratara. Pero como la mayoría de herramientas (y sí, un transportín es una herramienta), cuando se utiliza correctamente, ayuda y hace su papel.
Hoy en día nos cruzamos cada vez más con perros que no saben desconectar y descansar. Por desgracia, suele ser el resultado de la vida humana. Mirémonos el ombligo. ¿Cuándo realmente desconectamos y nos relajamos? Más bien pocas veces, y las veces que lo hacemos, lo hacemos en “nuestro transportín”, ya sea un gimnasio, un lugar para leer, un paseo por la montaña…
Entonces, ¿por qué no creamos este transportín para nuestros peludos también?
Tan sólo necesitaremos un transportín (o una jaula de transporte) que sea lo suficientemente grande para que el perro pueda dar una vuelta dentro y se pueda poner de pie. Una vez tengamos este espacio, el siguiente paso es hacer una buena asociación, es decir, convertir esta caja extraña en algo muy confortable y apetecible para el perro.
Con un hueso, un Kong, premios, incluso con juego, podemos conseguir que el perro, en los momentos de estrés o de simple descanso, se meta solo en su sitio para desconectar y que “lo dejen en paz”.
Esto también es muy importante. A nosotros no nos gusta que nos molesten cuando descansamos, entonces ¿por qué tantas veces se lo hacemos a los perros cuando duermen? Aprendamos a respetar su espacio, su momento de descanso. ¡No sólo porque se lo merecen como todos los seres vivos, sino también porque es muy importante para su salud mental!
No es bueno un perro que nunca desconecta, que siempre pide atención, un perro que no para… Además, tampoco es bueno que alguien esté pendiente del perro 24 horas al día (¡Hablo de perros sanos, no de uno enfermo que necesita esta atención!), ni para el perro ni para su guía.
Esta sensación vuestra de “a ver que estará haciendo”, este “run run” en la cabeza que no para de conectar con el perro… La típica excusa para estos pensamientos es “es que si no estoy pendiente de él, me rompe cosas”. Bueno, es probable que no le enseñaste a tu perro a desconectar. Así que ya es hora, ponte las pilas y ve a comprar un buen transportín.
¡Tu perro te lo agradecerá!
¡TODOS NECESITAMOS DESCANSAR, PERMITESELO A TU PERRO TAMBIÉN!